viernes, 21 de septiembre de 2007

Puerto Plata, ciudad cultural, hotelería de playa y puerto de cruceros

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Viernes 21 de Septiembre del 2007, actualizado 12:12 PM


TRIBUNA ABIERTA
Puerto Plata, ciudad cultural, hotelería de playa y puerto de cruceros
Oscar Hungría - 9/18/2007



Puerto Plata, 23 de agosto 2007.- Cuando Cristóbal Colón reaccionó al impacto que le causó la contemplación primera del lugar que el mismo nombró como el “Puerto de Plata”, escribió en su bitácora de viaje: “’Esta es la tierra mas hermosa que ojos humanos hayan visto…” En ese esplendente entorno de belleza natural fue tres veces construida –por Ovando, en 1502; por los canarios, en 1731 y por Luperón, en 1865- la villa de San Felipe de Puerto Plata, convertida en el último cuarto del siglo pasado en el primer “polo turístico” del país; y basado en su oferta de “sol y playa” -que no incluía comunidad ni ciudad- se convierte también en el pilar del desarrollo del turismo internacional en la Dominicana y en el de su consolidación como el primer renglón de la economía regional y nacional. Esa ciudad o pueblito encantado –varias veces destruido por fuego o indolencia- se encuentra en el 2007 en pleno proceso de embarazo de un cuarto “re-nacimiento”. Se trata de la reacción, pública y privada, a la “crisis turística” que “explosionó” en 2001 y 2002 con la caída en picada del numero de turistas que llegaban a los “hoteles de playa”, perdidas que no han podido recuperarse hasta el presente.
Solo en los últimos tres años, varias dependencias del Gobierno Central, es decir, del Poder Ejecutivo –OISOE. SECTUR, SEOPC y la Gobernación- han invertido en obras públicas de logística urbana en la antes tacita de plata, una cifra superior -en miles de millones de pesos dominicanos- a la invertida en infraestructura de Salud Pública en todo el país. Sin contar la inversión en el primer año de la gestión del Ayuntamiento y de la Oficina Senatorial, ésta última con fondos del Poder Legislativo. Una inversión dirigida al mejoramiento urbanístico y físico de la ciudad y su costa, como complemento a la oferta hotelera de “sol y playa” y atractivo al “turismo de cruceros”, que llegará con el futuro desarrollo del puerto, a punto de ser concecionado a una corporación privada, tras un minucioso concurso internacional. Simultáneamente, el Cluster Turístico Cultural -que coordina organizaciones de los sectores empresariales, turísticos, culturales y las universidades locales, con instancias gubernamentales, el Ayuntamiento y agencias de cooperación internacional-, logró la concertación y puesta en marcha de una estrategia y plan de acción “quinquenal” (2005-2010).
Un plan dirigido a devolverle competitividad y darle sostenibilidad al negocio que impacta – directa e indirectamente- al 80% de la economía de la comunidad, mediante estrategias para desarrollar las nuevas modalidades de “turismo cultural” y “ecoturismo” con “inclusión de la comunidad”: capacitación del recurso humano, fomento de “mejores practicas”, de innovaciones, creación y encadenamientos laborales y comerciales de pymes, entre otros programas. Es decir, desarrollo del capital humano y del capital social, los nuevos vectores transversales para la productividad y eficiencia de los capitales materiales -tierra, maquinarias, dinero, tecnología- en el nuevo escenario de los acuerdos de libre comercio y la economía del mercado global. ¿Por qué esa mezcla? Uno solo de los varios motivos es que Puerto Plata conserva el ”potencial” para ser “el destino mas completo de la región”. Y la ciudad, la vocación de ser “la Capital cultural turística del Caribe”, como declaró su Síndico al tomar posesión del cargo, hace un año. ¿Cuál es “esa” ciudad cultural turística? Desde la creación, primero, del Consejo Presidencial de Cultura (1996) y luego, de la Secretaria de Estado de Cultura (2000) –ambas bajo el primer mandato de Leonel Fernández-, hasta el mismísimo caluroso día de agosto en que escribo estas notas, las autoridades de Cultura y la comunidad han realizado un proceso de eventos de consulta y debates, que han arrojado una concertación comunitaria sobre la “ciudad cultural” a que aspira la mayoría de los puertoplatenos residentes y ausentes comprometidos, así como la visión que hemos construido junto a especialistas y técnicos nacionales y extranjeros que han asistido a esas autoridades de Cultura y al Cluster, a lo largo de estos años.
El objetivo es reducir la pobreza y mejorar la calidad de nuestras vidas -escrito en español dominicano- “mediante al” negocio del turismo sostenible, “La oportunidad de todos y todas”. Esa ciudad que soñamos y construimos –poco a poco, todos los días-, a despecho de incomprensiones, vientos en contra y el tiempo –“que roba hasta el amor”- se enmarca en un “polígono” marcado por: 1. El Centro Histórico y sus dos ejes urbanísticos fundamentales: el Parque Central con su entorno de arquitectura autentica victoriana, republicana y neo-clásica de finales del siglo XIX y principios del XX; y el conjunto monumental del Parque la Puntilla del Malecón, donde se levantan la reconstruida fortaleza colonial del siglo XVI y el restaurado Faro metálico del XIX, y “resisten” la enfermería de la primera invasión de los U .S. marines en 1916, y la cárcel donde “las Mariposas” visitaron sus esposos, el último día de sus vidas. 2. La ex-Chocolatera Sánchez -icono de la modernidad del siglo XX en la ciudad- y su parque con árboles centenarios, pulmón verde donde permanece la estructura monumental y fantasmagórica de la nave industrial metálica, memoria de una época de auge y bonanza económica para la ciudad y la región.
3. El Puerto, con su proyectado doble desarrollo comercial y turístico, que incluye su zona de amortiguamiento colindante con el Centro Histórico y la ex-Chocolatera, el único proyecto que unifica las aspiraciones del universo de puertoplatenos. La interacción -complementaria y sinérgica- de los planes de desarrollo de estos cuatro ejes urbanísticos, así como las interacciones -vivas y dinámicas- entre los respectivos y diversos actores involucrados, serán temas de una próxima entrega. Si el editor, mis amigos economistas y los urbanistas del siglo XXI me lo permiten…